9 Comentarios
jul 3·editado jul 3Gustado por Emi

Gran reflexión de Emi para aquellos que creen que el éxito es siempre el fruto de un esfuerzo planificado y merecido. Como bien escribe, la idea de que el éxito moralmente justificado es posible en una sociedad desigual es una ilusión.

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El texto es una delicia Emi. La reflexión final me encantó, solo añadiría que hasta las mismas definiciones de "éxito" y "fracaso" deberían cuestionarse, en el camino a llegar a ciertas cimas sociales se sufren pérdidas enormes, condiciones provocadas por decisiones desafortunadas que hacen que uno inicie en menos de cero y al final son esos grandes fracasos el crisol donde se conjura un relativo éxito futuro, abonando a la reflexión. Mil gracias!

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Gracias, Josue. En efecto, son términos cuyos significados son muy personales, incluso volátiles, así que hay que tener precaución a la hora de usarlos como significantes universales.

Me alegro de que el texto te haya parecido interesante. Un placer tenerte aquí.

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Como siempre, impresionante. Me encanta tu forma de expresar esas reflexiones. El concepto "azar" es un término que nosotros inventamos para excusarnos de fracasos o esperanzarnos de victorias. Se podría argumentar que cumple su función "racional".

Es peligroso pensar en el azar como una muestra de cómo las vida nos sonríe y no como lo que en verdad es, nuestra mirada hacia la vida.

No sé si has leído alguna vez esta historia, pero la comparto porque está justo muy relacionada:

"Un campesino y su hijo vivían en una pequeña aldea y tenían un único caballo. Un día, el caballo se escapó. Los vecinos acudieron al campesino para lamentar su mala suerte y él respondió: "Quizás."

Al cabo de unos días, el caballo regresó, trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Los vecinos se acercaron nuevamente, esta vez para felicitarlo por su buena suerte, y el campesino respondió: "Quizás."

Unos días después, el hijo del campesino intentó domar uno de los caballos salvajes y se cayó, rompiéndose una pierna. Los vecinos volvieron a compadecerse de su mala suerte, y el campesino respondió: "Quizás."

Poco tiempo después, llegaron unos soldados al pueblo reclutando a todos los jóvenes para la guerra, pero dejaron al hijo del campesino porque tenía la pierna rota. Los vecinos, nuevamente, dijeron que había tenido suerte, y el campesino respondió: "Quizás."

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Es una fábula que refleja a la perfección no solo la idea de que el éxito y el fracaso son relativos, sino que es evidente que estamos sujetos a todo tipo de circunstancias sobre las que no tenemos el más mínimo control.

Esa era la idea de mi texto, en efecto, porque pienso que a menudo creemos —o nos hacen creer— que la suerte no existe y que, de alguna manera, podemos manejar la incertidumbre, cuando en realidad ese azar es lo que domina nuestras vidas (para bien y para mal, como muestra tu historia).

Gracias por la aportación, Mario. Un saludo.

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Muy interesante Emi. Como te comentaba ayer, justamente estoy con un libro que trata el tema del azar, y en línea con tu artículo, argumenta de forma extendida por qué el éxito y el fracaso van más ligados al azar de lo que creemos. Pone ejemplos de productoras de Hollywood, empresas, corredores de bolsa y jugadores de béisbol y básquet que han tenido éxito y demuestra que las probabilidades de que ese éxito fuera por azar eran mucho más altas de lo que creemos. Es inquietante ver lo poco que sabemos distinguir el azar y buscamos patrones inexistentes en el éxito y el fracaso.

Un ejemplo gracioso es el de un corredor de bolsa que batió el mercado 15 años seguidos, y el autor calcula que la probabilidad de que entre todos los corredores de bolsa de todos los años que existe la bolsa, uno sea capaz de por azar batir el mercado doce años es de un 75%, de modo que más que sorprendernos de que lo consiguiera, deberíamos sorprendernos de que no lo hubieran conseguido más.

Por otro lado el sesgo del superviviente me ha recordado a una famosa frase del recientemente fallecido Charlie Munger: It's remarkable how much long-term advantage people like us have gotten by trying to be consistently not stupid, instead of trying to be very intelligent.

¡Gracias por el artículo!

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La frase de Munger me recuerda a la cita de Taleb que abre mi texto, porque quizá lo importante (en todos los contextos) es tratar de saber todo lo posible, de conocer todo lo imprescindible, de manejar todas las herramientas posibles para estar preparados, porque el azar es insoslayable y solo estando pertrechados podríamos tener alguna oportunidad.

De todas formas (como le comentaba a Jaime), lo cierto es que las redes son un caldo de cultivo malsano para la percepción de conceptos como «éxito» o «fracaso», ya que, por una parte, subvierten los significados y los vacían de contenido (amén de que son conceptos muy personales), y por otra solo ofrecen un retrato parcial y sesgado de ellos.

Me alegro de que el artículo te haya gustado y te haya hecho reflexionar un poco más sobre el asunto. Muchas gracias por pasarte para aportar estos datos. Un saludo.

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Siempre es un placer leerte Emi.

En mi humilde opinión, el éxito o el fracaso son impredecibles. El azar tiene mucho que decir aquí. No me cabe duda. El éxito o fracaso de una persona, para mí, siempre depende de estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Son muchos los factores que pueden converger, como el entorno socioeconómico, el país de nacimiento, el estado de la economía o incluso nacer en el seno de una familia acomodada o en un país con mejores oportunidades educativas, son variables que pueden influir drásticamente en las posibilidades de éxito.

Luego están los eventos completamente aleatorios, como un accidente o una crisis global, una guerra, pueden alterar significativamente el curso de una vida. Un encuentro casual con una persona influyente puede abrir puertas inesperadas, mientras que la falta de conexiones puede ocasionar completamente lo contrario, independientemente de las habilidades o el esfuerzo personal de cada persona.

Como menciona Taleb, tendemos a observar y celebrar los casos exitosos sin tener en cuenta la cantidad de personas que, con esfuerzos y habilidades similares o incluso superiores, no lograron el mismo éxito. Este sesgo nos hace subestimar el papel del azar en las historias de éxito que conocemos.

Gracias por estar. ❤️

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Estoy contigo en ese aspecto, Jaime. Para mí, el éxito (también el fracaso, por supuesto) es fruto de una combinación de factores, entre los cuales se cuenta la suerte; es evidente que sin herramientas, conocimientos y talento no se puede aspirar a nada, pero el componente azaroso es real y debería ser tenido en cuenta.

El problema con casos que solo tienen en cuenta el famoso «sesgo del superviviente» es que se han vuelto omnipresentes, especialmente en un entorno como es el de las redes sociales, en el cual cualquier desviación del concepto capitalista de éxito es etiquetado como indeseable. Los estereotipos sociales y culturales no tienen en cuenta, como tú apuntas, la enorme cantidad de factores que pueden afectar a nuestro desempeño, lo cual genera no pocas frustraciones y ansiedades.

Aunque el quid de la cuestión sería revisar esos conceptos, no estaría mal para empezar asumir la variabilidad de la fortuna y entender que, más allá de nuestros propios esfuerzos, siempre habrá un componente de suerte que influirá —poco o mucho— en aquello que hagamos.

Gracias a ti por leer y aportar. Un abrazo.

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