19 Comentarios

Hola, Emi. Qué interesante diálogo el que escogiste para ilustrar la idea de que la mente, el pensamiento, es capaz de embellecer o mejorar cualquier situación compleja. Y viceversa.

Por cierto, desconocía totalmente que Lucifer y Belcebú fuesen personajes o entidades diferentes, ¡creía que eran la misma! 😮

Tu texto me ha hecho recordar algo que escribí hace bastantes años, mientras atravesaba una situación dura. Al mismo tiempo que atravesaba la dificultad, era dolorosamente consciente de que gran parte de mi sufrimiento me lo estaba generando yo misma; o, más que yo misma, mi propia mente (pues no es lo mismo), con su tendencia a entrar en cadenas de pensamiento circulares en torno a las preocupaciones, las incertidumbres y las frustraciones irresolubles.

Escribí: “El infierno es un hábito de pensamiento”.

Gracias a Dios, también conozco (y procuro fomentar) el efecto contrario, la capacidad que tiene nuestra mente de resignificar las situaciones complejas para darles un cariz menos amenazante, más luminoso o amplio. Incluso llegar a ver belleza en medio del caos, o del infierno, como en tu texto.

La mente es una herramienta muy poderosa, demasiado, diría yo… hay que manejarla con mucho cuidado! 😅

¿Conoces el “cuarto camino” de Gurdjieff? Tu analogía sobre el ser humano conducido a ciegas y a tientas me ha hecho recordar a la metáfora del carro, los caballos y el conductor de Gurdjieff.

No recuerdo muy bien cómo era, pero básicamente consistía en que el hombre ordinario es un carro tirado por caballos (que serían las motivaciones inconscientes, emociones y pasiones sin dominar, pensamientos automáticos y creencias sin cuestionar), y que sólo puede ser conducido a buen puerto por un conductor despierto y experimentado (que sería la auto-consciencia o mente superior -supramente, lo llaman algunos-), montado en el carro y dirigiendo conscientemente la potencia de los caballos.

Que se dice fácil y pronto. 😄

Gracias siempre por tus análisis profundos y serios. Es un gusto leerte.

Un abrazo!

Expand full comment
author

Gracias a ti por tu interesante comentario.

La verdad es que me resulta evidente que la mente tiene el potencial de «modificar» las percepciones que tenemos sobre las situaciones; no así las propias situaciones, que es algo a lo que se alude a menudo y que, sinceramente, me parece una receta ramplona de la peor autoayuda.

Dicho esto, estoy contigo en esa potencialidad. Lo que ocurre es que, como sostenía Spinoza, hay que trabajar mucho la mente para llegar a tener cierta disciplina, un estado mediante el cual podamos «manipular» nuestras emociones para que no causen tanto dolor. Pienso que es el camino de toda una vida y por eso me gusta tanto tocar estos temas (que, en el fondo, son casi siempre el mismo) en los artículos: me sirven como forma de entender un poquito mejor estas posibilidades y construir sobre ellas una mirada más lúcido sobre el mundo.

Conocía al «personaje» Gurdjieff (de alguna lectura), pero no esa teoría que mencionas. Salvando muchísimas distancias, casi lo equipararía a las «res extensa» y «res cogitans» de Descartes, porque al fin y al cabo ambos separan lo intuitivo, lo abstracto, de lo cerebral, lo humano.

Muchas gracias, Clara. Un abrazo.

Expand full comment

Desde luego Emi, las teorías de que con la mente enfocada y el pensamiento depurado se puede lograr manifestar (materializar) cualquier cosa que se desee, sin tener que mover un sólo dedo y sin tener en cuenta el contexto externo son, como poco, "fake news". Por no hablar de que culpabilizan al pobre por ser pobre, y al desgraciado por su desgracia.

Pero éste es otro tema al que no voy a entrar. 🙄

De la doctrina de Gurdjieff no recuerdo mucho, pues nunca llegué a estudiarlo en profundidad. De hecho no sabía que fuese un "personaje", en su día a mí me lo presentaron como un místico serio del siglo XIX, pero claro, vaya usted a saber... La cantidad de cosas y de rasgos de carácter que se pueden meter bajo el paraguas de la mística es... bastante amplia. 😅

Y yo misma soy una especie de "mística de andar por casa", no me malinterpretes, pero también soy militante del realismo más crudo posible, y de la verdad. Por la cuenta que me trae...

En fin, gracias a ti, Emi, como siempre. Por el cariño y el cuidado que le pones a tu trabajo aquí, incluidos los comentarios. Un abrazo!

Expand full comment

Me encanta la conclusión "Nuestra mente, nuestra imaginación, nuestra sabiduría pueden, ciertamente, hacer de cualquier infierno un nuevo cielo… y viceversa."

Expand full comment
author

Gracias, Damián. Creo que la posibilidad está ahí, aunque, ciertamente, sea difícil.

Expand full comment

Que hermoso análisis que suerte la mia haberte encontrado y encontrar en tan bellas palabras tal crítica. Bravo!! Creo que mucho puedo aprender de vos. Gracias

Expand full comment
author

Gracias, Joaquín. Es un placer tenerte por aquí.

Expand full comment

Me has dejado absorto con tu análisis, Emi, sobre todo con la manera en que conectas la figura de Lucifer con el estoicismo, esa filosofía que parece ofrecer consuelo donde la realidad se ensaña. Como bien señalas, lo que me atrapa de este pensamiento —y lo que también rescato de las palabras de Lucifer— es justamente esa noción tan poderosa: no podemos controlar lo que nos sucede, pero sí nuestra actitud ante los eventos. Eso, quizá, es lo que nos hace humanos, la única libertad que realmente poseemos. Milton nos presenta a un Lucifer tremendamente «humano».

Ahora bien, leyendo tu reflexión, me viene a la mente una inquietud más profunda: tal vez el verdadero secreto esté en que cada ser humano tiene una razón, una verdad, y a partir de ella toma sus decisiones, muchas veces sin pensarlo o meditarlo de manera adecuada. Es decir, nos movemos a ciegas, como aquel conductor que mencionas, ese que es sordo, ciego y mudo, guiando nuestros deseos y miedos. En eso me parece que radica la tensión, en cómo la mente, aún dotada de esa capacidad para transformar un infierno en un cielo, frecuentemente actúa sin el juicio necesario.

Tal vez el problema no sea nuestra incapacidad de controlar el entorno, sino nuestra resistencia a enfrentar el tumulto interior que nos empuja a responder antes de comprender. Lucifer, a su manera, nos invita a reinar en el caos, a dominar nuestra propia morada, pero no siempre podemos, o no siempre queremos. Nos debatimos entre la tormenta y su representación, entre lo que sucede y lo que interpretamos que está sucediendo. Y ahí, entre esas grietas, es donde el estoicismo busca insertarse, intentando reconciliar lo que somos con lo que creemos ser.

Coincido contigo: es un ideal al que tal vez ninguno llegue en su totalidad, pero saber que la mente tiene esa potencia transformadora —ese lugar de refugio o castigo— nos alienta a seguir intentando. Quizás, al final, lo importante no sea alcanzar la serenidad absoluta, sino caminar con la intención de hallarla.

Gracias Emi, una vez más, por hacerme disfrutar y pensar. 🤔❤️

Expand full comment
author

La verdad es que la conexión de Lucifer con el estoicismo puede ser esquiva, pero, en efecto, está ahí, si bien Milton (o eso creo) interpreta su gesto como un acto de rebeldía, de incomodidad, incluso podríamos decir que de venganza, más que como una aceptación tácita de los acontecimientos.

En todo caso, y dejando de lado el poema —e incluso el artículo—, pienso que la raíz del estoicismo (y es algo que muchos neoestoicos de hogaño malinterpretan) es la importancia del camino, no del destino: los medios por los que se busca esa ataraxia a la que aludían son el fin en sí mismo, ya que esta es virtualmente inalcanzable. Creo que este detalle es lo que hace interesante a esta filosofía, pues pone el foco en el proceso de mejora y no tanto en el resultado, que, como muchos otros proyectos humanos, es tan bello como irreal.

Gracias, una vez más, por dejarte inspirar por el texto y aportar una mirada distinta, pero siempre interesante, sobre lo que se esconde tras las palabras. Siempre es un placer tener como (atento) lector.

Un abrazo.

Expand full comment

Gran apunte Emi. Sin duda.

Yo soy muy fan del estoicismo de Séneca. Él tenía una visión de la tranquilidad del alma (tranquillitas animi), que no la veía como una simple paz o serenidad, sino como el resultado de un proceso de introspección y autodominio, regulado por la razón. Era más pragmático que sus antecesores y su filosofía la veo como «una forma práctica de conducirse en la vida».

Un placer Emi. 🤗

Expand full comment
author

Otro fan de Séneca por aquí… 👈

Expand full comment

La interpretación que damos a las cosas se convierte en nuestra realidad. De las creencias que tenemos depende esa interpretación y vamos a reaccionar de acuerdo a lo que pensemos que es correcto para nosotros. Por eso en el mismo espacio alguien puede quejarse todo el tiempo y otra persona pensar que está en el paraiso.

Expand full comment
author

Así es. Si lo hizo el mismísimo Lucifer… ¿quiénes somos nosotros? 😁

Expand full comment

Es posible que el estoicismo no sea verdad, pero hace la vida más sencilla. Feliz vuelta al cole.

Expand full comment

Gracias por la publicación. Me has traído a la mente dos referencias alineadas con tu reflexión, también de la esfera cristiana:

La primera es la oración de la serenidad, atribuida a Niebuhr:

"Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,

valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar

y sabiduría para entender la diferencia."

La segunda es esa exhortación atribuida a San Agustín por unos y a San Ignacio de Loyola por otros:

"Ora a Dios como si todo dependiera de Él. Actúa como si todo dependiera de ti".

Buena semana.

Expand full comment
author

Interesantes correspondencias, Javier. (La mitología e iconografía cristiana tiene referencias absolutamente maravillosas, por cierto.) Me gusta mucho la imagen del Lucifer de Milton porque lo sitúa en una posición incómoda: expulsado del Cielo, vencido, depuesto de su rango y condenado a un sufrimiento eterno… y aun así se alzacontra esa sentencia. Salvando los apuntes religiosos, concuerdo con la idea de «rebelarse» ante aquello que consideramos injusto, sea fruto de actos humanos o del azar. Puede que la victoria no sea posible (como es el caso de Lucifer), pero el esfuerzo siempre merecerá la pena.

Gracias por los comentarios, Javier, abriendo puertas a nuevas perspectivas. Un saludo.

Expand full comment

Es una rebeldía como la de Unamuno ante la nada: "Si es la nada lo que nos espera, hagamos que sea injusta". Vivir tan ejemplarmente que nuestro acabamiento sea una tragedia. Me encanta.

Pero no hay que perder de vista que en ese orgullo luciferino, la tradición judeocristiana apunta más bien al peligro que atenta contra las actitudes prosociales por antonomasia: la vanidad, el egoísmo, el egocentrismo, el narcisismo. Milton muestra lo "razonable" en la actitud rebelde de Lucifer. Deja de ser simplemente el malvado diablo, y conecta con algo muy humano.

Expand full comment
author

Exacto. Por eso me siento atraído por esa figura, porque Milton la aleja del imaginario tradicional para «humanizarla» y llevar al plano social conflictos que nos son cotidianos, pero que, en cierta forma, están proscritos por las leyes (divinas, políticas, religiosas…). Genial la referencia a Unamuno, siempre tan desesperadamente razonable.

Expand full comment

Curioso que a continuación de leerte, he leído a Álvaro y habéis coincidido en temática procediendo de muy diversas aproximaciones, como soléis hacer... https://jardinmental.substack.com/p/detalles-que-importan/comments

Esa es la riqueza de estos espacios :)

Expand full comment