Qué díficil es esta encrucijada. Con los avances en neurociencia, parece que cada vez nos queda un hueco más reducido a aquellos que creemos que en la toma de decisiones siempre se tiene libertad de elegir. Siempre nos quedará lo que dijo Ortega "yo soy yo y mi circunstancia. Si no la salvo a ella, no me salvo a mi". Estamos (espero) condenados a ser libres.
Hablaba de ello, precisamente, con mi pareja, y me ha dicho (creo que con buen juicio): «puede que no exista el "libre albedrío" como tal, pero si las decisiones se toman con las neuronas, ¿no son mis neuronas las que las toman, y de nadie más?».
Aunque sea una perogrullada, pienso que puede que la discusión sea interesante, sobre todo, a nivel neurobiológico (los avances en el estudio del cerebro abrirán nuevas soluciones a problemas como el Alzheimer, etc.), ya que en el fondo nuestra «sensación» será siempre la de tener libertad de elección. Y lo que debería preocuparnos, en todo caso, son las consecuencias morales de dichas elecciones; algo que la neurociencia no explicará (creo).
Tengo pendiente el libro de Sapolsky, porque después de leer a Damasio me he quedado con ganas de profundizar un poco más en el tema.
No sé si «inquietante» sería el término adecuado, porque, al fin y al cabo, somos seres biológicos; pero quizá en este aspecto entra en juego el corazón (sea lo que eso sea…).
Qué díficil es esta encrucijada. Con los avances en neurociencia, parece que cada vez nos queda un hueco más reducido a aquellos que creemos que en la toma de decisiones siempre se tiene libertad de elegir. Siempre nos quedará lo que dijo Ortega "yo soy yo y mi circunstancia. Si no la salvo a ella, no me salvo a mi". Estamos (espero) condenados a ser libres.
Hablaba de ello, precisamente, con mi pareja, y me ha dicho (creo que con buen juicio): «puede que no exista el "libre albedrío" como tal, pero si las decisiones se toman con las neuronas, ¿no son mis neuronas las que las toman, y de nadie más?».
Aunque sea una perogrullada, pienso que puede que la discusión sea interesante, sobre todo, a nivel neurobiológico (los avances en el estudio del cerebro abrirán nuevas soluciones a problemas como el Alzheimer, etc.), ya que en el fondo nuestra «sensación» será siempre la de tener libertad de elección. Y lo que debería preocuparnos, en todo caso, son las consecuencias morales de dichas elecciones; algo que la neurociencia no explicará (creo).
¡Hola! Estupendo artículo. ¿Leíste el artículo de @juanignaciopereziglesias sobre el libro "Decidido", de Sapolsky? ¿Y si no hubiese en verdad libre albredío? Aquí dejo el enlace: https://lecturasyconjeturas.substack.com/p/decidido-una-ciencia-de-la-vida-sin
Yo he contribuido a polemizar sobre esa hipótesis en otra comunidad de lectores: https://plazabierta.com/el-libre-albedrio-o-mas-te-vale-nacer-en-suiza/
El tema es inquietante.
Tengo pendiente el libro de Sapolsky, porque después de leer a Damasio me he quedado con ganas de profundizar un poco más en el tema.
No sé si «inquietante» sería el término adecuado, porque, al fin y al cabo, somos seres biológicos; pero quizá en este aspecto entra en juego el corazón (sea lo que eso sea…).
Pues si Damasio es duro, prepárate a Sapolsky...
Algo he oído… 😶