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Pareciera como si estuviésemos destinados a la soledad. Las personas van evolucionando a ritmos diferentes; aquellos que eran nuestros amigos en el colegio ya no lo son, no porque nos odiemos, sino porque han madurado (o no) de manera diferente a la nuestra.

Para poder conocerte necesitas silenciar esas voces que están allá afuera metiendo interferencia a los deseos reales.

Así, que estoy de acuerdo con tu texto, y lo propuesto por Cioran. La soledad es nuestra misión.

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Cioran fue un descubrimiento para mí en ese sentido, desde luego.

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Gracias por compartir tu reflexión, Emi. Y qué gusto ver que, aunque por derroteros bien distintos, hemos convergido en una meditación final parecida. El próximo martes publico sobre el vértigo del desempleo tecnológico y ahora no puedo sino insertar un enlace a esta publicación tuya tan cercana sin tocar una coma en lo que ya había escrito :)

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Muchísimas gracias, Javier. Me gusta mucho la red de artículos que se tejen aquí en Substack acerca de temas o ideas, porque es muy interesante leer las diferentes aproximaciones que unos y otros tenemos acerca de tantos y tantos aspectos de la vida.

Me apunto ese próximo artículo tuyo para ver cómo lo abordas.

Un saludo.

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Siempre he sido bastante sociable y al mismo tiempo, siempre me ha gustado pasar tiempo a solas. Últimamente me pasa que hay interacciones sociales que me saturan y me generan muchísimo coste y luego el cuerpo me pide monacato... Es vital para mí, me recarga muchísimo.

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En efecto, ese parece ser el quid de la cuestión, por lo que estamos viendo en los comentarios. Pero, oye, sin un poco de dificultad no hay vida interesante, ¿verdad?

Gracias por aportar tu granito de arena. Un saludo.

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A la hora de la verdad, cuando la muerte se nos pone delante, estamos solos. Nos enfrentamos en soledad a ello y ahí reside, para mí, el valor de la soledad: la capacidad de ser y estar con uno mismo en el momento más crítico o complicado.

Ahora bien, considero que la soledad no está reñida con estar en compañía. Hasta el asceta más aislado, el monje que se encuentra en un templo perdido de la mano de Dios, está en compañía. La forma de esa compañía adquiere formas variadas: deidad, familia, etc.

Y como todo rasgo humano, la soledad tiene su cara oscura, la que apreciamos y (algunos) viven: estar solo y desconectado en un mundo hiperconectado. Un aislamiento (auto)impuesto. Hay conexiones pero no hay acompañamiento. Esa es la cara oscura de la soledad.

Justo hace unas semanas participé en un podcast que trata sobre la soledad. Mireia Sella lleva a cabo una investigación multidisciplinar en torno a la soledad muy interesante https://open.spotify.com/show/6c7ufH1amhD01OdSjlog6k?si=eeyuvTg6T_miJk3w6cS30A

Gracias por tu reflexión, Emi.

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Gracias, Cuca. Creo que la cuestión central y principal del tema es esa diferencias que tanto tú como otros habéis apuntado: la distinción entre una soledad constructiva, que nos permita desarrollar nuestras ideas sin el ruido, y la dañina, aquella que viene impuesta por otras circunstancias (ya sean externas o internas) y que socava los cimientos de nuestra humanidad.

Precisamente ahora estoy pasando unos momentos delicados y percibo ese contraste que tú comentas con mucha intensidad. Lo difícil (como casi siempre ocurre con las cosas importantes de la vida) es encontrar un equilibrio entre nuestra necesidad de construir un «yo» fuerte y rechazar a los demás por motivos insustanciales.

Me apunto el episodio para escucharlo con tranquilidad. Muchas gracias por pasarte a comentar. Un abrazo.

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Mucho ánimo con esos momentos delicados que estás pasando.

Un abrazo.

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Ciertamente me gustó el penúltimo párrafo. El propio acto de pararse en soledad con uno mismo como un ejercicio para uno mismo es hoy día uno de los ejercicios de libertad más arduos y valientes por el sinfín de estímulos no siempre beneficiosos para el alma y las tantas obligaciones a las que vivimos aferrados sin poder estimular en su máximo esplendor la libertad de elegir y ser.

Soledad comprendida y aprovechada, disfrutada, entendida por lo que trae de bien y de mal, es un punto diferenciador para el que la practica, que no tiene porqué ser permanente. La caducidad y frecuencia es a elección de uno, como seres libres. Y esa soledad bien exprimida para con uno mismo en la elección de todo aquello/s que nos llena; que están en nuestro camino; que nos hace dar pasos hace estados más completos y desarrollados de uno mismo es mi mantra actualmente para conmigo. Para los demás me conformo con pasar a ser una buena persona, y ser recordado así.

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Gracias, Ángel. Es cierto que, a veces, es difícil encontrar los momentos de aislamiento que nos enriquecen, así como es complicado establecer las diferencias entre los distintos tipos de soledad, como hemos hablado en otros comentarios.

Sin embargo, detenerse a solas y pensar es hoy día un acto tan necesario como subversivo, así que hay que hacer el «esfuerzo» para rescatar esos momentos.

Muchas gracias por pasarte a comentar.

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Fantásticas las referencias que compartes.

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¡Gracias! 😊

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Gran artículo, como siempre.

Me voy a salir por la tangente para comentar que, si hay una cosa que me molesta del español, es la polisemia de la palabra soledad. En otros idiomas, como el inglés, soledad se puede traducir como "solitude" (como el mero hecho de estar sólo) o como "loneliness" (cuando alguien se siente solo). Todo esto para decir que yo tengo una gran disociación entre ambas cosas: tengo miedo a sentirme solo, pero adoro estar solo (aunque no siempre).

Desde que aprendí a disfrutar de estar solo, he de reconocer que me siento una persona más segura de sí misma. Aunque a veces evite dedicar mucho tiempo a explorar mis inquietudes, poco a poco uno se va conociendo mucho mejor.

PS: Quizá lo más curioso es que en español sí que existe la palabra solitud, aunque ya está en desuso y el matiz es posible que no se entienda.

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Gracias, Miguel. Es verdad que esa diferencia con el inglés es sustancial para entender la idea que subyace tanto tras el párrafo de Montaigne como con la tesis de la newsletter (salvando las insalvables distancias).

Tan importante es cuidar de la salud social para no sentirse solo como cultivar el autoconocimiento para aprovechar las virtudes del hablar (y pensar) con un mismo.

Me alegro de que hayas traído a colación esa distinción lingüística. Un abrazo.

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Creo que igual que en el arte abstracto de Kandisnky un punto puede condensar la realidad y evocar mas que un dibujo perfecto, la conceptualización del conocimiento lleva a desprenderse de las palabras hasta alcanzar ese punto que es el silencio. Silencio desde el que habla el verdadero conocimiento

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También creo que solo (o en gran parte) gracias al silencio, a la soledad, podemos acercarnos un poco al conocimiento. La humildad de las palabras es un punto de partida importante.

Muchas gracias por el apunte.

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No puedo estar más de acuerdo con esa afirmación “la soledad es una misión’. Gracias!

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Gracias a ti; me alegro de que te haya gustado.

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Grande Cioran.

Me atrevo a recomendarte el libro "Diario de una soledad" de Mary Sarton (https://www.lau2.org/p/nido).

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Es curioso que precisamente la soledad sea una de las grandes epidemias de nuestros tiempos. Hay cientos estudios por ahí (no me voy a detener a buscar ahora :)) que reflejan que cada vez tenemos menos amigos, vemos a menos gente, estamos más en casa, interactuamos menos en general... Esta soledad o aislamiento es terrible para nuestra salud, creo que la comparación que hacía un estudio era con fumar 15 cigarrillos diarios.

Y al mismo tiempo, rara vez estamos verdaderamente solos, solos en el sentido positivo que refieres en este post. Solos con nosotros mismos, mirando a nuestro interior.

Cuando tenemos soledad, no sabemos que hacer con ella, la llenamos de distracciones. La soledad conlleva una gran responsabilidad. No nos han enseñado a hacerle frente y que sea nutritiva y fértil, la tememos, la anulamos. Pero soledad, en el sentido de aislamiento, tenemos a raudales como sociedad.

Un abrazo, Emi!

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Muy buen apunte. Las diferencias entre la soledad «mala» y la «productiva» son capitales para entender la premisa de Montaigne y aprovecharse de la riqueza del pensamiento tranquilo y sosegado.

El problema, en efecto, es que la soledad en cuanto relaciones sociales ricas, en cuanto vínculos afectivos estrechos, se haya convertido en una constante en la sociedad actual. Entre otras cosas, porque nos impide valorar los beneficios de esa otra soledad constructiva que nos ayuda a conocernos mejor.

Muchas gracias por compartir y comentar.

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Bendita soledad. Cualidad de estar sin nadie más y seguir siendo completo. Aunque a veces, la soledad sea el camino más fácil. Se vive bien sin nadie que te confronte. Puede que haya también algo de egocentrismo en esa elección. Casi tanto como en la necesidad de pertenencia y reconocimiento.

Me ahogo si no puedo permitirle a mi alma ese replegarse del que habla Montaigne.

Maravilloso Emi.

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